Luchamos en estos momentos y revindicamos perdidas de
derechos por el cambio de algunas leyes,
ayudas sociales, subvenciones o
los recortes salariales que tanto resienten nuestra economía, pero estos son
tan solo algunas de las pérdidas materiales y que en ningún caso dependen tan
solo de nosotros sino de terceros que residen en la pirámide de la sociedad.
Otra pérdida importante es el romanticismo. No hace mucho en la conversación con un amigo salió
el tema de la perdida de romanticismo latente en la sociedad de hoy en día. Quizás los últimos avances tecnológicos
tampoco ayudan a mantener estas prácticas tan notables en épocas y tiempos
pasados.
Se acabó lo de escribir una nota y pasarla de mano en mano hasta llegar a su destinatario, esa persona que suscitaba
algún poder de atracción. Ahora y a día de hoy se cambia por un wassap, mucho más
frio y rápido. Ya no nos paramos en escribir de puño y letra una carta
romántica expresando en ella todo aquello que sientes por esa persona, tanto
sea amor, amistad o simple respeto familiar. Todo esto ahora se cambia por un
rápido y frio correo electrónico.
Las redes sociales a día de hoy te permiten conocer
gente con el perfil que deseas, seguida
de una cita a ciegas y ver qué pasa. Quedó atrás a esa espera diaria o semanal de ese encuentro
en clase, en el trabajo o quizás en esa
parada de bus o metro por donde discurre
la vida diaria. Como el paso del tiempo te ayuda a conocer mínimamente
a esa persona que quizás llegue a gustarte físicamente, como viste, como mira o
simplemente que te hace sentir algo
especial cada vez que se coloca el pelo.
Lo mismo pasa a la hora de
piropear a otra persona, no quiero hablar de mujeres o de hombres, simplemente de personas. Será
que esta práctica de decir lo que piensas de forma romántica y sensible ya paso a la
historia, quizás este pasado de moda o quizás mal visto. Pierde fuerza a pasos
de gigante la palabra sincera que sale del alma, la palabra que quizás no
enlazada de la forma correcta si era sincera. Ahora nos encontramos con mensajes editados para cada ocasión
que podemos encontrar en internet o en
mensajería instantánea de los móviles y dispositivos de última generación.
No es malo sentir y
hacer ver a quien nos acompaña como sentimos realmente, decir y hacer sentir lo
que nos trasmite con la mirada la persona
que tenemos en frente. La frivolidad cobra día a día mas peso frente al
romanticismo que estamos perdiendo. Y son las últimas innovaciones tecnológicas
las que día a día nos hacen más vagos y más inútiles por dárnoslo todo preparado para cada
ocasión.
Porque no decir a una
persona lo bonita que es, el sobresalto
que puedo sentir cada vez que una sonrisa suya me provoca o como mi corazón va a mil cada vez que lo
miro, cada vez que encuentro la profundidad de su mirada cuando le hablo. ¿Sera
este un tema de reflexión a día de hoy? No perdamos algo que solo depende de
uno mismo y nunca de terceros.